"Los Sueños y el Camino Interior"



Los seres humanos a lo largo de nuestra vida tenemos dos actividades bien definidas, el estado de vigilia y cuando dormimos, es en este momento cuando se produce lo que conocemos como los procesos del sueño. 
La actividad onírica, también llamada soñar, es una de las actividades humanas que más ha intrigado a los seres humanos desde la antigüedad. Lo cierto es que el mundo onírico constituye una parte muy importante en la vida interior de una persona.Platón concedía tal valor a los sueños que llegó a afirmar que éstos son más reales que nuestro aparente modo de ser en el estado de vigilia. Célebre es su postulado que al respecto dice: "El hombre se conoce por sus sueños".
Para Sigmund Freud, los sueños son respuestas inconscientes (elaboradas en regiones no conscientes de la mente) a problemas no resueltos en la vida cotidiana.
Para Carl G. Jung, discípulo y luego crítico de Freud, los sueños son mensajes codificados que provienen del subconsciente del individuo en forma de avisos.
En el ámbito religioso, éstos adquieren una gran relevancia, pues se le asignan caracteres proféticos.
En síntesis, tenemos que el mundo exterior no es todo. Existe un vasto universo interior inexplorado y en la mayoría de los casos, olvidado. Allí se procesan vivencias de la conciencia humana de la más diversa índole.


No es extraño, pues que, desde la antigüedad, los sueños reciban en todas las culturas, una importancia mayúscula, y que se siga pensando de ellos, que son mensajes de nosotros mismos, de otras mentes, de Dios, de familiares muertos, no importa de quién, pero mensajes al fin.Tales enigmáticas características han conducido a la ciencia a la investigación del mundo onírico y hoy, los avances en la neurología, permiten obtener resultados insospechados por la misma ciencia. Sin duda, los sueños constituyen un mundo complejo y extraño, que se desarrollan a través de símbolos. Sin embargo, un mundo maravilloso y de amplitud desconocida.

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